domingo, 29 de marzo de 2009

Hanami


El día del hanami viene siendo el día de la contemplación del cerezo. Coincidiendo con el inicio de la primavera y el florecer de los cerezos, los japoneses (y demás) salen en manada a los parques de Tokyo a pasar el día bajo los cerezos en flor. Todos a los mismos sitios. Todos juntos. Me parecen curiosas, de igual modo que al resto de españoles que estoy conociendo, estas rutinas de comportamiento de los japoneses. Cuando hay que trabajar, todos trabajan. Cuando es día para ir al parque, todos van al parque. Hace unas 2 semanas o 3 estuve en este mismo parque con Lena, Mai y Sonja. No encontramos más que varios extranjeros y unos pocos japoneses que acudían a una boda. Desierto. En cambio, hoy parecía un parque completamente distinto. Hoy tocaba ir al parque.


Job y yo hemos ido con Luis a Shibuya. Hemos andando un poco hacia Harajuku y Yoyogi, para contemplar el ambiente que se respiraba en las abarrotadas calles de la ciudad. Hemos comprado algo de beber y comer en un combini. Y hemos ido a encontrarnos con más gente de la residencia en Yoyogi Park. Lo hemos logrado, dando un pequeño paseo de unos 45 minutos antes de llegar. No es fácil encontrarse en un parque de Tokyo cuando no sabes el lugar exacto y está lleno de gente...

Para mi gusto no era un muy buen día para pasar en el parque. Seguramente me faltaba sake para ponerme al nivel de algunos individuos que andaban por allí. El frío ha podido conmigo. Al principio del día parecía que iba a hacer calor, que sería un buen día. Quizás en unas semanas el tiempo acompañe algo más.


Las fiestas a las 4 de la tarde no son lo mío. Para otros sí. Como el japonés amigo de todo el que pasaba a su lado. La verdad es que era simpático...


Al poco rato hemos vuelto para el piso. Ya de noche. Y con un frío horroroso.

El día ha sido interesante. Aunque todavía no están todos los cerezos en flor, los parque están mucho más bonitos que hace un mes. Y cada vez me van sorprendiendo más los hábitos japoneses. A la vez que me voy acostumbrando. Aunque según lo que me cuentan los chicos que llevan algún tiempo aquí: aún me queda mucho por vivir.

Un saludo!

Carlos

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