Me encontré con Mai en la estación de Nagoya. Menos mal que ella me reconoció, porque a mi me hubiera costado un poco con el corte de pelo que se había hecho... Fuimos a la parada de autobuses, pensando que sería lo más barato para ir a Takayama. Posiblemente lo sea, pero aun y así, nos costó 2.900 yenes. Por unas 4 horitas de trayecto. Al menos las vistas eran mucho mejores que en el Shinkansen. Hida Takayama se encuentra por el sur de los Alpes japoneses. A cierta altitud. La nieve que encontramos a los lados del camino no era más que un engaño a lo que realmente nos esperaba este fin de semana.
Tardamos poco en salir del centro turístico y empezamos a visitar lugares del extra radio (pero siempre dentro del mapa que la oficina de turismo nos dio). Montaña, o más bien bosque, es lo que rodea a Takayama. Cuanto más nos alejábamos del centro, más nos gustaba el lugar.
Pasadas las 3 de la tarde volvimos al hotel. Nos hicieron una ruta por él, ya que es una especie de templo convertido en hostal. El chico que nos hizo el tour debió creer que éramos pareja y quizás por eso nos ofreció la "suite" estilo western, si se le puede llamar así... Podíamos elegir entre esa o una habitación estilo japonés. Me atraía la idea de una estilo japonés. Pero una vez vistas las dos, evidentemente, yo prefería la "suite". Ambas constaban de dos futones individuales en el suelo, un calentador y un mueblecito. ¿Diferencias? Una tenía las pareces que eran puertas correderas de papel que daban a las habitaciones contiguas, si abrías la puerta de entrada a la habitación, a través del pasillo, podías ver un jardín interior bastante bonito. La otra tenía nevera, televisión, radio, un par de muebles más, un sofá y dos ventanales que daban a la calle. Me daba igual lo que pensara el chico del hotel, sin duda prefería esa. Aunque en realidad era bastante fea.Una vez escogida nos dijo que la tele no funcionaba y que la nevera estaba desenchufada. Pero bueno, la verdad que valió la pena, porque después del frío que pasamos la primera noche (yo me desperté porque saqué sin querer los brazos del edredón...) pensar en una habitación con paredes de papel nos asustó.
Para mí, sin duda, el mejor día fue el sábado. Estuvimos como unas 7 u 8 horas andando por el bosque. Me gustó más que mucho. Poco que contar. Excepto que el paisaje, bajo mi punto de vista, precioso. Que la compañía, paciente como nadie, estar horas y horas hablando conmigo en inglés, aseguro que no es fácil. Más aun si tampoco es tu lengua materna. Y que está página no me deja subir más de 5 fotos por entrada.
Nos encontramos un restaurante en medio de la montaña baratísimo y buenísimo. Donde cerca había un pequeño poblado de hace varios años. Típico japones. Muy bonito. Costaba 700 yenes la entrada, pero valía la pena. Dimos de comer a los peces y nos hicimos una foto donde si la hacíamos con nuestra cámara era gratis. Un detalle por su parte.
Por lo menos yo.
El último día fue más caluroso que los anteriores. Estábamos más cansados. Y no teníamos mucho por ver. Nos perdimos por la montaña y cuando nos encontramos, compramos los billetes de bus. En principio hubiera tenido tiempo de llegar a la fiesta de bienvenida. No con tiempo para cocinar algo, pero al menos para disfrutarla un poco. Llegué a las 11 al hotel, medio muerto. Más de 2 horas de caravana. La primera vez que entro en una autopista en Japón y pillo caravana... La fiesta acababa de terminar. Por lo que me han dicho no me perdí nada interesante. Solo un chico disfrazado de Pikachu, un japo como una cuba y poco más. Así que bueno, ya va bien...
Me quedan un par de curiosidades por contar, pero ya lo dejo para mañana. Aun me dura el cansancio.
Un saludo!
Carlos
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