martes, 21 de abril de 2009

El mejor día de universidad


Es sorprendente lo mucho que cambia el tiempo en Japón... Hace 2 días iba en manga corta por la calle. Esta mañana con la chaqueta. Y por la tarde chaparrón. Pero por lo visto esto no es nada con lo que nos espera de aquí a unas semanas con la época de tifones.

Después de una mañana bastante productiva y comer en el restaurante de la universidad hemos vuelto al laboratorio. De repente, han empezado a sacar de un armario bates, pelotas y guantes de softball. Y se han ido casi todos. A Steven y a mí no nos han dicho nada. Supongo que debemos aceptar que somos los extranjeros. Igual que no nos dicen nada a la hora de pagar el pastel de Maya, tampoco nos ofrecen ir a entrenar un rato... Quizás piensan que somos malos (y tal vez no se equivoquen). O quizás piensan que los europeos no estamos para tonterías y preferimos estar todo el día trabajando. En fin, me he cansado de esperar a que nos dijeran si queríamos jugar con ellos. Tenía ganas de jugar a softball! Recuerdo que de pequeño, con unos 8 años, en un esplai de verano, jugamos a algo que llamaban baseball. Estoy convencido de que eso no era baseball. 4 gatos dispersos en una pista de fútbol sala, con un palo como bate y pelotas de tenis. Eso no era baseball. Así que le pregunté a Steven si venía y no ha dudado. Acople total! Me daba igual lo que pensaran, quería tener mi experiencia softball. Nos hemos plantado en el campo de entrenamiento donde estaban y la verdad es que se han sorprendido. No sé si para bien o para mal. Pero al poco ya estábamos integrados completamente: nos han prestado algún guante y a lanzar. Pensaba que quizás podría sorprenderles como pitcher. Pero de eso nada. La manera de lanzar la bola, tan diferente al baseball, hace que me convierta en un lanzador bastante mediocre. Pero en cambio, si que les he sorprendido a la hora de batear. Me decían que tuviera cuidado con no sacarla del campo de entrenamiento. No es un recinto muy grande, es cierto, pero creo que estaban de cachondeo. La segunda vez que me lo han dicho, tras estampar la bola con la valla, ha sido en serio. Jejeje. La primera vez que bateo. No ha estado nada mal. La verdad es que el que lanzaba no me la tiraba muy fuerte, pero bueno, tampoco acertaba a pasarlas muy centradas. La segunda bola de nuevo a la valla. Lo mismo que la tercera, aunque algo más arriba. Ya empezaban a asustarse. Me decían que me controlase. ¿Qué me controlase? Mi objetivo era dar a la bola, que no me pidan más. A la cuarta y última bola he intentado darle más suave, provocando una enorme parábola por encima de la red de protección directamente a un coche del párking. Afortunadamente no le ha pasado nada. O por lo menos no hemos visto nada mal. Hay han decidido dejar de jugar por hoy... Ha sido divertido.

Ahora tengo que preparar otra presentación para mañana con mis avances en el proyecto... Les podría presentar una página en blanco. Aunque creo que debo hablarles de mi programa previsto de las próximas dos semanas. La verdad es que es de las cosas que más me sorprenden de la metodología de esta gente. Miles de reuniones en grupo, presentaciones semanales... No sé, supongo que iré entendiendo con el tiempo, porque ahora me parece una pérdida de tiempo. En fin, ahora la haré después de cenar.

Un saludo!

Carlos

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