jueves, 30 de abril de 2009

Master body!



No hay otra canción que describa mejor mi estado de ánimo. Es increíble, pero llevaba unas noches que me metía en la cama y no me dormía hasta pasadas dos o tres horas. Esta noche igual, pero con otro espíritu. Los mismos pensamientos, pero remodelados. Ahora todo cobra sentido. Y me siento genial conmigo mismo. No hay nada como estar bien con uno mismo. Eso es lo principal. Y la verdad es que en parte se lo tengo que agradecer a Andrea, es quien más me ha hecho pensar en ello y de las personas que más me ha apoyado estos últimos días. Hay que ser feliz con lo que es uno, con lo que piensa y lo que siente. Y por fin tengo la mente despejada. Y por fin, comprendo lo que estaba pasando por mi cabeza. Ahora entiendo el por qué de tantos quebraderos del corazón. Y aseguro que no hay nada que me haga sentir más feliz (no contento: un estado pasajero), que darme cuenta de que realmente me conozco. Aunque hubiera un tiempo que dudase de mis sentimientos y pensamientos.

Llevaba unos días caminando por una cuesta resbaladiza. Estos momentos en que andas y no avanzas, pero que si te detienes, retrocedes. Angustioso. Todo va mal. Y uno se vuelve hasta pesimista. Anoche hablé con Joaquín, quien involuntariamente me presagió lo que podía ocurrir, lo leí en sus palabras. Luego hablé con AB. Intenté aclarar ciertas cosas. Incluso, depende como, estaba dispuesto a arreglarlas. Nada que hacer. Y finalmente con Mariana. Con ella tuve la conversación más esclarecedora de todas. Su pensamiento amoroso-retorcido hizo que me empezará a plantear otras posibilidades. Un enfoque diferente de la situación. Y hoy por hoy, tras largas horas de meditación en mi cama, lo creo firmemente. Hay otro enfoque. No creo que haga falta dar detalles. Es un tema quizás demasiado personal.

A Job le sorprende que ahora no haya absolutamente nada que hacer con mi expareja y que mi humor haya dado un giro de 180º. Simplemente porque estoy a gusto conmigo mismo. Pero bueno, algo parecido me sucedió con una chica con la que estuve. Yo no soy una persona celosa, pero esta chica acabó haciéndome creer que lo era. Que veía cosas donde no las había. Y no me gustaba nada ser así. Me odiaba en cierta parte a mí mismo. Y cuando, al cabo de los años, me confesó que yo tenía la cornamenta de un ciervo adulto, sinceramente, se me quitó esa espina que tenía clavada. Me alegré. No por ser un cornudo, sino porque ese estado al que creía que había llegado, en realidad no era real. Ni de cerca es la misma situación, pero de igual modo, me alegro al darme cuenta de que me conozco.

Y cuando sonríes a un nuevo día, no hay nada suficientemente malo. Hoy era el último día para pagar el mes de marzo. Deberían haberme ingresado la beca hace una semana. Pero nada. De todas formas he ido a un cajero entre la residencia y la universidad a comprobarlo y si aun no hay nada en la cuenta, sacaba de mi tarjeta española. Ni había dinero, ni aceptaba tarjetas extranjeras. A la estación de Hiyoshi a un 7eleven, que si que tienen cajeros que aceptan tarjetas extranjeras. Unos 20 minutos de paseo en total. He llegado a la hora de descanso de la oficina, pero aún tenía 2 horas después, así que no hay problema. Por otro lado, en el laboratorio usaron la misma licencia para el ordenador en inglés de Steven y para el mío. Con lo que hoy uno expiraba. El mío, evidentemente. Toda la mañana buscando en Internet la manera de solucionar el problema. No ha habido manera. A las 3 de la tarde ha dicho que o le ponía una clave correcta o no se encendía. Pero bueno, un rato antes he grabado toda la información relevante a mi proyecto. Así que no hay problema. Ahora sólo hay que esperar a que me arreglen el problemilla.

La vida de laboratorio es muy dura. Así que de vez en cuando hay que darse un respiro, que no va mal. Shota se ha pegado una siesta como de unos 15 minutos. Hasta que un flash le ha despertado...

Me enterado de que Showar iba al gimnasio. Y no me extraña, está fibrado. Así que he ido a hablar con él. Van los jueves. Y hoy es jueves. Así que me he acoplado. He perdido otros 20 minutos para ir a la residencia a por la ropa, pero tampoco importa mucho: mi ordenador ya había muerto. Hoy ha habido un poco de cachondeo conmigo. Cuando han sabido que quería ir con Showar han empezado con lo del master body. Que voy a hacer master body. No creo que con una vez a la semana dé para mucho, pero menos es nada. En el peor de los casos, hago amigos. Así que a las 6 al gimnasio con Showar, Isshy y Nakatoshi. Este último me recuerda un montón a Saníger, en todo. Les he dicho que tenían que ser mis entrenadores y se reían. ¿Para qué diría nada? Salía de una máquina y ya estaba alguno llevándome a otra. Ha sido divertido, pero ahora se me está empezando a quejar el cuerpo. Mañana me pasará factura.

Y la guinda del día ha sido hace muy poco. Tenía dos llamadas perdidas de un número que no conocía. Job me ha dicho que llamara. En el peor de los casos saldría alguien hablando en japonés, colgaba y fuera. Era Lena, que mañana vuelve a Tokyo. Ya le he dicho que el sábado he quedado con Waan, también de la academia de japonés, para comer en Shibuya. Así que seremos 3. Me alegro mucho de que venga, pero me sabe mal que haya tenido que venir. Su abuelo, por lo visto, está mucho peor. Y viene a visitarle.

En definitiva, vuelvo a sentirme yo. A tener ganas de contar cosas. Y de atacar fuerte a mi proyecto. Que aunque la semana que viene sea fiesta, le daré un buen apretón. Tengo que preparar las encuestas de opinión. Y espero la ayuda de todo el que esté dispuesto (y el que no...).

Un saludo!

Carlos

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