domingo, 24 de enero de 2010

Puesta al día

Hace ya mucho tiempo desde la última vez que escribí algo por aquí. Más de 2 meses. Desde el año pasado… Y son varios los motivos que han provocado que no lo haya hecho hasta ahora. Ya que en realidad han sucedido cosas. Cosas que, posiblemente, me hubiera apetecido contar en otro momento. Pero que hasta ahora no creído oportuno. Faltaba algo que me motivara a escribir. Aunque no estoy seguro si se trata de motivación, un ánimo que me acompañara a hacerlo, que arrastrara mi pereza para ponerme al día en estas crónicas tan personales, o un sentimiento de culpabilidad por dedicarme a escribir en lugar de hacer otras cosas. No lo tengo muy claro. Aunque a medida que iba pasando el tiempo, he ido aclarando mis ideas. Y recobrando el ánimo. Así que con la energía suficiente como para ponerme delante de un ordenador a pasar un largo rato, he bajado al sótano, al pc que no consigo conectar a Internet, a intentar desahogarme lo que con la voz no soy capaz de expresar.
¿Y qué es lo que tengo que desahogarme? Supongo que se estará preguntando alguno. La verdad es que no lo sé del todo, pero hay algo que tengo ganas de explicar y si no me acabo desviando demasiado del tema, tendrá mucho que ver con mis valoraciones finales tras mi estancia en Japón. Cómo ha sido mi experiencia al dejar mis compañeros en Tokio. Y cómo explicaré dicha experiencia, ya que como bien me dijo Dan en una terraza de Málaga: según expliquemos nuestras experiencias, así las recordaremos. Y ahora me encuentro en condiciones para hablar de ella. Y por último, lo vivido al volver a casa, con los míos. Que no debería haber sido ninguna experiencia, pero sí lo ha sido y es por eso, que en conjunto, ha sido la más sorprendente. Pero todo a su tiempo…
Lo que toca ahora es ponerme al día en lo acaecido hasta estos momentos. Pero principalmente para dar una idea de mi situación. Así que no me entretendré demasiado en lo que no considere necesario.
La visita de Dan y Sylvain ocurrió a principios de Diciembre. Un mes después de haber terminado definitivamente mis estudios universitarios y en pleno proceso de búsqueda de empleo. Algo bastante difícil de llevar a cabo a finales de año y en época de crisis… Pero bueno, no hay mal que por bien no venga. Puesto que no debía cumplir ningún horario, ni tener que asistir a nada pude dedicar todo mi tiempo a ellos.
Visita al Parc Güell
Pasamos un par de día en Barcelona, haciendo algunas de las visitas obligadas al nuevo turista y algunas no tanto. Ya que que el itinerario lo decidía yo, principalmente, y surgía según la marcha a veces. Es por esto que acabamos en el cementerio de Montjuïc, lugar les que llamó muchísimo la atención. Sobretodo a Dan. Y juraría que si hiciera una lista de las cosas que más le sorprendió de toda Barcelona, por delante de la Sagrada Familia, el Parc Güell o las callejuelas iluminadas por la decoración navideña entre las catedrales del Mar y Santa Llúcia, se situaría el cementerio. Yo nunca había entrado. Pero realmente me impresionó. No de la misma manera que a Dan, ya que encasillar a personas muertas, apiladas una sobre la otra, es algo tan típicamente cultural en España, que no despertó ningún tipo de inquietud. Pero hasta que no entras y descubres que existen líneas de autobús interna recorriendo el recinto no comprendes la inmensidad del lugar…
Sylvain estuvo sólo 3 días. Los 3 más intensos de los 6 que estuvo Dan. Si me tuviera que quedar con un momento de todos los que vivimos, me quedaría casi sin ninguna duda con el partido de fútbol que jugamos con mis amigos el día de su llegada. Recordando los partidos en Yagami, los torneos en Shibuya, o las tardes en Tamagawa.
Según me dijeron se lo pasaron en grande. Igual que yo con ellos. Lo malo es que con Sylvain no tuve la ocasión de pasar horas hablando como con Dan tras su marcha, relajadamente. Realizando una especie de terapia personalizada entre los dos, que echaba de menos y que a mí por lo menos me aporta muchísimo. Quizás les preparé demasiadas cosas para muy como tiempo… Pero ya tendremos tiempo en un futuro.
Sylvain volvió a Paris y Dan a Málaga.

El año terminaba, mi madre cumplía años y llegaban las Navidades. Fechas para estar en familia, comer y poco más. Y después de varios años amargándomelas por culpa de los exámenes de enero, por fin pude celebrarlas en condiciones. Sin prisas y con pausas.
Fin de Año es la fecha que no celebramos en familia. Y esta vez estuvo muy bien, como casi cada año, pero nada especial. En su momento me alegré que se decidiera cenar en un restaurante y que pasáramos la noche en la discoteca de éste. Ya que no tuvimos que preocuparnos de nada. Y es quizás por este motivo por es que el año siguiente lo volvería a hacer igual, pero a la vez, es el, tal vez, el motivo que hace que lo recuerde más frío que de costumbre. Como una noche más. Siento como si le faltase algo de especial. No sé hasta que punto la molestia de los preparativos convierten una noche en un evento especial…
Fin de Año Con mi cámara casi no hice fotografías. Pero puedo poner esta de Joaquín antes de ir hacia el restaurante. Mientras esperábamos en la calle a Mariana, Antonio y AB.

El Año 2010 comenzó igual que terminó el anterior: con comidas familiares, cumpleaños (de Antonio y de AB), dando clases de repaso a pre-mayores-de-edad y buscando trabajo. La posibilidad de montar algo por mi cuenta queda, por el momento totalmente descartada. Dejando por el momento a un lado el hecho de que no tengo ni un duro y que mis prioridades han cambiado un poco acerca de hacia donde voy a enfocar los primeros ingresos que tenga. Pienso que lo mejor que puedo hacer ahora, ya que por ahora no pretendo ampliar mi título universitario con otros estudios, es ganar experiencia. Que tras demasiadas semanas buscando empleo, descubro que es algo que no se paga con dinero.
Por lo menos, en este principio de año noto algo de más movimiento en el mercado laboral. Las empresas comienzan a dar señales de vida, a contestar a mis e-mails y hasta incluso empiezan a interesarse por mí… Actualmente tengo las esperanzas puestas en un par de empresas. A ver si alguna acaba llamando esta semana y me informa de las decisiones que han tomado.

Deportivamente hablando, cabe remarcar que las pachangas jugadas los jueves con los amigos se trasforman en un equipo dispuesto a competir en una liga los mismos días. A ver como se nos da… Todavía estamos decidiendo quien será el octavo seleccionado. Por el momento ya tenemos un patrocinador (como si fuéramos profesionales… jejeje) que nos compra las camisetas. Algo es algo.

Y hasta aquí por el momento, que no es poco. En esta entrada sólo explico lo ocurrido hasta hoy. En la próxima, sin intención de crear ningún tipo de suspense ni expectativa, concluiré mi valoración personal de lo sucedido, no sólo hasta que volví de Japón, sino que todo, hasta ahora… Hasta entonces, a ver si vais comentando algo, que es gratis.
Un saludo!
Carlos