viernes, 13 de marzo de 2009

Una mañana en Ueno

Tras decirme el chico de recepción que finalmente ha habido cancelaciones y podré pasar la noche del sábado en el hostal, he salido. Pensaba cambiar de alojamiento, así que solo reservé 7 días. Cuando quise ampliar me dijeron que estaban "full" este sábado y el siguiente. Aunque espero encontrar otro alojamiento más cercano a la universidad el próximo sábado.

A las 10:30 estaba en la estación de Ueno. Mai y Lena han llegado al minuto y nos hemos ido hacia Ameyoko. El nombre de una calle que se llama Ameya Yokocho. Como el mercadillo que se supone debía haber aún no estaba montado, hemos cambiado la ruta hacía es parque. Ya volveríamos.

Poco que destacar del parque. En general estaba muy bien. Vale la pena ir a visitarlo, aunque mejor esperar un mes más, cuando florecen los cerezos. Debe de estar precioso todos los paseos del parque teñidos de rosa. En el parque estaba la estatua de Takamori Saigo. Las hazañas de este personaje se reflejaron en el personaje Matsumoto, de la película "El Último Samurai".

También se puede ver algún santuario, como el de Toshogu. La verdad que vale la pena, es de las pocas cosas tradicionales que se pueden ver en la capital. Ahí me ha explicado Lena el significado de los papeles anudados en cuerdas al lado del santuario. Se tratan de una especie de predicciones. Por un donativo coges un papel de una caja donde hay un montón. La predicción puede ser buena o mala. Si es buena te la guardas y si es mala la atas y la dejas, para que se aleje de ti. La verdad que el método no está mal... No hemos cogido ningún papel. No por el donativo, sino porque no hubiéramos entendido nada. Japón es un país pensado para japoneses. Otra opción es ir directamente al altar del santuario, echar ahí la moneda y pedir lo que quieras. Por lo visto, a veces se cumple.


Después hemos ido un rato a hacer el tonto por el mercadillo de Ameyoko. Ha habido un momento en el que la gente nos empezaba a mirar raro. No sé por qué... Es un lugar donde puedes encontrar de todo lo inimaginable. Paradas de fruta (carísima), de zapatos, de sushi, de bolsos, comida en general. Había hasta llaveros! Nos hemos comprado un trozo de piña que un hombre estaba cortando en su paradita. 100 yenes: buenísima. Probablemente, la mejor piña del mundo...


En medio del mercadillo había un santuario bastante interesante. Hemos coincidido con el transcurso de algún tipo de ritual musical... No vendría mal de vez en cuando uno de estos guías turísticos que a veces explican cosas que ni los oriundos del lugar conocen. He grabado un vídeo, no es ni de lejos espectacular, pero sí algo curioso.


Ya de camino a la academia, justo antes de llegar a la estación, hemos visto un restaurante curioso. En un primer momento, lo que me ha llamado la atención no ha sido otra cosa más que la especie de aparato publicitario que había en la puerta.


La verdad es que ha surgido efecto. Hemos comido ahí. Resultaba ser un restaurante de comida rápida japonesa. Increíble. Una vez sacado el tíquet de la máquina, se lo he dado al chico de la barra. Al grito de "Udón" una chica ha empezado a moverse y en cuestión de 6 segundos, el chico me estaba indicando que el plato estaba listo. No sé si es porque la piña era lo único que había comido esta mañana, pero me ha parecido delicioso. No quiero saber cómo lo han hecho.

Al poco hemos vuelto a la academia mientras dábamos cabezadas en el tren y poco más. Mañana pretendo ir a visitar Akihabara por la mañana y medio día. Por la tarde llegará el momento más esperado!

Un saludo!

Carlos

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