sábado, 7 de marzo de 2009

1er sábado

Esta mañana me he despertado a las 7 y media. Ya no podía dormir más, el colchón duro como una piedra me estaba destrozando la espalda, o quizás arreglándola. No sé, el tiempo lo dirá... Tras arreglarme y desayunar he caminado hacia la estación sin tener muy claro que iba a visitar. Anoche estuve leyendo cosas de algunos sitios como: los miradores que me perdí en Shinjuku, las tiendas de electrónica y manga y la zona de otakus en Akihabara o los jardines del palacio imperial, en Tokyo centro. Al final he ido a este último sitio.

La verdad es que el palacio imperial decepciona un poco, aunque ya estaba advertido. De todas formas, he quedado impresionado con el paisaje urbano de está zona. Me ha sorprendido como una ciudad como Tokyo se permite albergar en todo su centro una extensión tan enorme de jardines. Y todo ello rodeado de unos rascacielos imponentes. Desde los jardines exteriores de palacio he tomado alguna foto y el grabado un vídeo intentando captar lo que he visto, pero poco se percibe...


Acercándome lo máximo que dejan al palacio se puede observar que no se ve prácticamente nada. Los bosques que rodean el palacio son propiedad imperial y si no he entendido mal, solo dejan entrar 2 días al año al público. Al lado del puente Megane había muchísima gente, turistas varios y un par de grupos que iba con guía. Si no hubiera sido por todas las personas que había, quizás hubiera pasado de largo buscando cual era el puente del que me hablaba la guía de Japón que me regaló AB... Me esperaba un edificio mucho más espectacular. No me llamaba mucho la atención, pero al ver la psicosis de la gente por hacerse fotos con lo poco que se veía de palacio de fondo, busqué a alguien para que me la hiciera. Un japonés estaba a mi lado, un hombre mayor, le pedí si podía hacérmela. Cada vez me sorprende más la bondad de esta gente y la amabilidad por hacerte sentir bien en su tierra. Solo basta con mostrar un poco de interés por su cultura entrando con alguna palabra en japonés, y están a tu entera disposición. Algo como 'Sumimasen', que significa "perdone".

Tras dar una vuelta por la zona del parlamento y ministerios me he perdido un rato. Nada grave, solo me había salido algo del mapa. Al encontrarme he aparecido en el parque Hibiya, que sí que sale en el mapa de la guía, donde he descansado un rato. Nunca había viajado solo, ni hecho turismo por mi cuenta (quizás por temor al aburrimiento). Tienes bastantes momentos para pensar (casi todos). Es una experiencia que vale la pena probar. Es reconfortante estar en el banco de un parque, rodeado de rascacielos, simplemente porque es lo que te apetece hacer.


Más tarde he bordeado Ginza. Ya volveré otro día. Es de las zonas céntricas y caras, a la vez que turística. Como estaba esperando un e-mail de Mai, una chica alemana de la academia, para decirme si iban a ir ella y su hermana a la fiesta de Waan, he vuelto al hostal a mirar el correo. Si ellas no iban, yo no iría. Quizás me lo pasara bien yendo solo, pero la condición para ir era llevar cada uno algo cocinado en casa típico de tu país. Y me daba un poco de palo hacer una tortilla de patatas...

Me he alegrado al leer que no iban. Me hubiera obligado un poco a ir y hubiera comprado unas patatas y unos huevos. Pero no ha sido así. Y ahora me alegro aún más, porque creo que ir por el metro con una tortilla no hubiera sido una muy buena idea... Así que con la tarde por delante, he ido a conocer algunas cosas que me faltaban de Ikebukuro. Como los dos centros comerciales más grandes del mundo: el TOBU, desde donde está tomada la 1a foto; y el SEIBU, el que se ve en la foto (he quedado harto del primero y ni se me ha ocurrido visitar el segundo). Y el edificio Sunshine 60, de 60 plantas. Éste solo lo he mirado desde fuera y en dos vistazos.


Un saludo.

Carlos

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