Llegué muy cansado a la habitación tras la noche de salsa, pero no lo suficiente como para comprobar que Dan había enviado una invitación para jugar un pequeño torneo de fútbol sala a Tim y a mí. En Shibuya, encima de la estación, en la azotea. Hacía tiempo que quería jugar ahí. Me moría de ganas. Quien haya visto la película "A todo gas: Tokyo Race" (The Fast and Furious: Tokyo drift) sabrá a que pista de fútbol me refiero. De la película he sacado la imagen anterior. El problema era que si iba sólo podría dormir unas 5 horas.
Pasé unas 4 horas bastante incómodas con el dolor de garganta. Así que me levanté para decir a Dan que no iría. Además, estaba lloviendo. Pero le dije que iría a verlos un rato, aunque no jugase, tenía muchas ganas de ver el lugar.
Mientras estaba cocinando recibí un mensaje de Zach. Que les faltaba 1 jugador y que si no estaba muy mal, que fuera. Era lo único que necesitaba para ir. Me apresuré a terminar la comida y lo hice. Pero justo recibí otro mensaje. Tenía que llegar a Shibuya a las 14:15. Comprobé en Internet cuando debía coger el próximo tren y era en 10 minutos. Dejé el ramen recién cocinado en mi nevera, cogí todos los trastos para jugar y dejé el paraguas, para correr hasta la estación. A pesar de la que estaba cayendo. La gente me miraba extrañada... Pero al final llegué justo a tiempo al tren.
Llegué 1 minuto tarde al partido, con lo que no lo jugué. Pero porque no hizo falta. Enviaron el mismo mensaje a Nick, pero este llegó a tiempo. Tantas prisas, corriendo entre miles de personas en Shibuya, cambiarme mientras subía en el ascensor... para nada.
Eran 10 minutos por partido. En nuestro grupo éramos 4 equipo, por lo que jugaríamos 3, más otro contra alguno del otro grupo. En el primero fueron bastante mejores que el equipo rival, pero acabaron perdiendo 2-0.
El siguiente partido, con unas botas alquiladas, unas espinilleras de Dan y tosiendo todo el rato, jugué el partido entero. Hat-trick, 4-1 en total, y buenas sensaciones de equipo. Tanto que mis compañeros empezaban a hablar de paliza en el siguiente partido. Les sugerí que era complicado en las condiciones en que se encontraba el terreno de juego, que un 1-0 era más que suficiente. Y así fue, 1-0. Como estoy orgulloso, diré que fue mio... jejejeje.
Jugar a fútbol era casi imposible. Empezó a llover a cántaros, el balón era incontrolable y la superficie rapidísima. Al final estábamos jugando en una piscina. Y eso no podía ser nada bueno para mi constipado...
Quedamos segundos de grupo, a un punto de los que nos ganaron al principio. Así que nos enfrentamos contra los segundos del otro grupo. No entiendo muy bien esta falta de competitividad, donde no hay eliminatorias, no se sabe quien queda primero o segundo. Lo que importaba era que todos jugásemos 4 partidos. Así que, realmente, no importa si ganas o pierdes, vas a jugar lo mismo. En fin, empatamos a 2, aunque debo reconocer que ellos jugaron algo mejor que nosotros. Así que tocaban los pentaltis. Muerte súbita desde el primero. Yo metí el primero, Nick el segundo y Yuichiro, nuestro portero, paró el segundo de ellos. Ganamos e hicimos nuestra celebración especial para la ocasión. Nos fuimos todos a la portería y nos pusimos a correr hacia el centro del campo, donde nos tiramos al suelo a modo de pingüino, en plancha. Fuimos la sensación del momento... jejejeje.
Muy divertido, aunque muy caro. Por los 40 minutos que jugamos (yo sólo 30), pagamos 2700 yenes cada uno. Unos 20 euros.
A esas horas yo me moría de hambre. Así que me convencieron rápido para ir a un tabehodai. Un lugar donde pagas un precio fijo y comes todo lo que quieras en durante un tiempo acordado. En este caso era un restaurante bastante conocido entre las chicas, donde por 1500 yenes puedes hartarte de pasta y pasteles. Lo único que hay en este restaurante.
Nick a la izquierda, con Dan y Jaz. Una amiga de Dan que mañana vuelve a los Estados Unidos.
Entre pasta y pasteles no hay mucho donde escoger, así que me he puesto a crear nuevos sabores de la mezcla de diferentes espaguetis y diferentes pasteles. No soy muy pastelero, pero me moría de hambre. Así que poco importaban los sabores. Y menos aún con la poca calidad de la comida. Los pasteles no estaban mal, pero la pasta...
Yuichiro a reventar.
Casi al final hemos encontrado una fondue de chocolate y hemos empezado a crear...
Me sorprende lo mucho que come Dan y lo delgado que está. No ha parado ni un momento... Este tío es una pasada.
El local se llama "Sweet Paradise" (Paraíso Dulce) y tiene una decoración la mar de empalagosa. Con tonos pasteles (jeje..), rosas y naranjas. Y la verdad es que éramos de los pocos chicos del establecimiento. Y aunque la calidad no era muy buena, satisficimos nuestras ansias de comida.
Volviendo de nuevo a la estación de Shibuya tomé esta foto. Arriba del todo es donde hemos estado jugando bajo la lluvia. Aunque es algo caro, volveré cuando jueguen de nuevo. Espero que para entonces haya terminado de hacer la digestión de todo lo que he comido... Llegando al piso y durante un ataque de tos, he tenido hasta un par de arcadas (no sé si tanto detalle es necesario...). Creo que mi aparato digestivo y en especial mi estómago, no están muy contentos conmigo.
Un saludo!
Carlos
Pasé unas 4 horas bastante incómodas con el dolor de garganta. Así que me levanté para decir a Dan que no iría. Además, estaba lloviendo. Pero le dije que iría a verlos un rato, aunque no jugase, tenía muchas ganas de ver el lugar.
Mientras estaba cocinando recibí un mensaje de Zach. Que les faltaba 1 jugador y que si no estaba muy mal, que fuera. Era lo único que necesitaba para ir. Me apresuré a terminar la comida y lo hice. Pero justo recibí otro mensaje. Tenía que llegar a Shibuya a las 14:15. Comprobé en Internet cuando debía coger el próximo tren y era en 10 minutos. Dejé el ramen recién cocinado en mi nevera, cogí todos los trastos para jugar y dejé el paraguas, para correr hasta la estación. A pesar de la que estaba cayendo. La gente me miraba extrañada... Pero al final llegué justo a tiempo al tren.
Llegué 1 minuto tarde al partido, con lo que no lo jugué. Pero porque no hizo falta. Enviaron el mismo mensaje a Nick, pero este llegó a tiempo. Tantas prisas, corriendo entre miles de personas en Shibuya, cambiarme mientras subía en el ascensor... para nada.
Eran 10 minutos por partido. En nuestro grupo éramos 4 equipo, por lo que jugaríamos 3, más otro contra alguno del otro grupo. En el primero fueron bastante mejores que el equipo rival, pero acabaron perdiendo 2-0.
El siguiente partido, con unas botas alquiladas, unas espinilleras de Dan y tosiendo todo el rato, jugué el partido entero. Hat-trick, 4-1 en total, y buenas sensaciones de equipo. Tanto que mis compañeros empezaban a hablar de paliza en el siguiente partido. Les sugerí que era complicado en las condiciones en que se encontraba el terreno de juego, que un 1-0 era más que suficiente. Y así fue, 1-0. Como estoy orgulloso, diré que fue mio... jejejeje.
Jugar a fútbol era casi imposible. Empezó a llover a cántaros, el balón era incontrolable y la superficie rapidísima. Al final estábamos jugando en una piscina. Y eso no podía ser nada bueno para mi constipado...
Quedamos segundos de grupo, a un punto de los que nos ganaron al principio. Así que nos enfrentamos contra los segundos del otro grupo. No entiendo muy bien esta falta de competitividad, donde no hay eliminatorias, no se sabe quien queda primero o segundo. Lo que importaba era que todos jugásemos 4 partidos. Así que, realmente, no importa si ganas o pierdes, vas a jugar lo mismo. En fin, empatamos a 2, aunque debo reconocer que ellos jugaron algo mejor que nosotros. Así que tocaban los pentaltis. Muerte súbita desde el primero. Yo metí el primero, Nick el segundo y Yuichiro, nuestro portero, paró el segundo de ellos. Ganamos e hicimos nuestra celebración especial para la ocasión. Nos fuimos todos a la portería y nos pusimos a correr hacia el centro del campo, donde nos tiramos al suelo a modo de pingüino, en plancha. Fuimos la sensación del momento... jejejeje.
Muy divertido, aunque muy caro. Por los 40 minutos que jugamos (yo sólo 30), pagamos 2700 yenes cada uno. Unos 20 euros.
A esas horas yo me moría de hambre. Así que me convencieron rápido para ir a un tabehodai. Un lugar donde pagas un precio fijo y comes todo lo que quieras en durante un tiempo acordado. En este caso era un restaurante bastante conocido entre las chicas, donde por 1500 yenes puedes hartarte de pasta y pasteles. Lo único que hay en este restaurante.
Nick a la izquierda, con Dan y Jaz. Una amiga de Dan que mañana vuelve a los Estados Unidos.
Entre pasta y pasteles no hay mucho donde escoger, así que me he puesto a crear nuevos sabores de la mezcla de diferentes espaguetis y diferentes pasteles. No soy muy pastelero, pero me moría de hambre. Así que poco importaban los sabores. Y menos aún con la poca calidad de la comida. Los pasteles no estaban mal, pero la pasta...
Yuichiro a reventar.
Casi al final hemos encontrado una fondue de chocolate y hemos empezado a crear...
Me sorprende lo mucho que come Dan y lo delgado que está. No ha parado ni un momento... Este tío es una pasada.
El local se llama "Sweet Paradise" (Paraíso Dulce) y tiene una decoración la mar de empalagosa. Con tonos pasteles (jeje..), rosas y naranjas. Y la verdad es que éramos de los pocos chicos del establecimiento. Y aunque la calidad no era muy buena, satisficimos nuestras ansias de comida.
Volviendo de nuevo a la estación de Shibuya tomé esta foto. Arriba del todo es donde hemos estado jugando bajo la lluvia. Aunque es algo caro, volveré cuando jueguen de nuevo. Espero que para entonces haya terminado de hacer la digestión de todo lo que he comido... Llegando al piso y durante un ataque de tos, he tenido hasta un par de arcadas (no sé si tanto detalle es necesario...). Creo que mi aparato digestivo y en especial mi estómago, no están muy contentos conmigo.
Un saludo!
Carlos
Interesante, yo sí que te voy a enviar detalles
ResponderEliminarJa
ResponderEliminarja
Ya sé de qué detalles me hablas... jajajaja
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