22 de junio de 2009
Dejando atrás Kikuchi, partimos hacia el monte Aso. Según Holly el lugar más bello del mundo.
Para mí, esta foto, es de los momentos más raros que jamás haya vivido. No porque alguien cante mientras conduce, sino porque lo haga utilizando un micrófono... Como se puede ver, en Japón, el volante está a la derecha.
En fin, llegamos a Aso. No exactamente al monte. A unos 5 km, donde ya podía empezarse a comprobar que este lugar es realmente bonito. El problema fue que nada más salir del onsen la lluvia apretó. Convirtiéndose en un chaparrón. Intermitente. Cada 5 minutos caía un pequeño diluvio de otros 5 minutos.
La fotos con flash reflejaban las gotas y la niebla que empezaba a crearse, sin flash salín un poco movidas... Una pena, porque la verdad que el lugar valía la pena.
Después de algunas fotos más volvimos al coche. Holly sugirió que no fuésemos a ver el cráter, que con el día que hacía no veríamos nada. Pero ya que estábamos allí, ¿por qué no probar?
Cuidado con las piedras que caen. Pero esto es sólo una advertencia para ardillas, las piedras que caen no son muy grandes...
Llegamos al borde del cráter y el problema no era la lluvia. Era el viento y la niebla.
La ciudad en el interior del cráter se llama Aso. Muy original. Por lo visto ya no hay riesgo de que vuelva a entrar en erupción, pero a mí no me haría especial ilusión vivir ahí...
Una manta de nubes cubría el cielo sobre nuestras cabezas. Con el viento que hacía las nubes, muy rápidas, entraban en el cráter, cogía más velocidad y chocaban con el otro extremo. Subiendo, bajando, mezclándose con otras nubes. En cualquier otra parte del mundo, seguramente, hubiera sido un día horroroso. No en Aso.
La lluvia nos respeto durante 3 minutos. Lo justo para hacer un par de fotos y poder estudiarlas tranquilamente en casa.
Volvió a amainar unos minutos, así que pedí que parara el coche intentando conseguir una imagen en condiciones. Puesto que era precioso el bailar de la hierba de casi 1 metro de altura con el viento. Sólo conseguí una foto donde la hierba parece césped y la niebla oculta las montañas de fondo. Así que la mejor foto que podía hacer estaba detrás de mí. Dos chicas en un coche cantando al son del iPod conectado al cassette.
Comimos pizza en un pub americano en medio de casi nada y fuimos hacia una estación donde Lena y yo nos despedimos de Holly. Una chica muy simpática y atenta. Me alegro de haberla conocido. Si no hubiera sido por ella, posiblemente, no hubiéramos ido ni a Amakusa, ni al onsen en Kikuchi, ni a Aso.
Volvimos al piso de Lena ella y yo. Estábamos muy cansados, así que no salimos a ningún sitio. Nos quedamos allí y fue entonces cuando vivimos una de las experiencias más divertidas, que mejor lo dejo para la próxima y última entra acerca de Kumamoto...
Un saludo!
Carlos
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