domingo, 12 de julio de 2009

Fauna

Es curiosa la reacción de reflexión que provoca el acto de dormir en el estado anímico. Por lo menos a mí me pasa. Y me explico. Imaginemos una escala de valores entre sentirse totalmente animado, alegre o contento y sentirse profundamente triste, desanimado o depresivo. Situemos el cero justo en medio, un estado de indiferencia anímica. Pues resulta que encontrándonos donde nos encontremos dentro de la escala antes de dormir, al despertarnos apareceremos en el mismo punto, pero la lado opuesto del cero. Y es por eso que cuando me acuesto desanimado, como hace un par de noches, me alivia saber que a la mañana siguiente todo será de otro color. A así fue... Y por el contrario, cuando voy a dormir feliz de la vida, como anoche, a la mañana siguiente quiero morirme. Y así ha sido (cosas de la resaca...).

Esto no es más que un razonamiento propio tras experimentar estas sensaciones muchas veces a lo largo de mi vida. Detrás no hay ninguna base científica...

Ayer, después de que Yusuke hiciera la inspección de mi piso (me hizo gracia que fuese él...), llamé a Luis:
-Hola, ¿ocupado?
-No.
-¿Hacemos algo esta tarde?
-Vale. ¿Alguna idea?
-No.
-¿Te llevo al zoo?
-Vale.

Más o menos esa fue la conversación. Y un rato más tarde íbamos camino al zoológico de Hiyoshi. Luis estuvo hace poco, pero no le importaba volver.

De camino vimos a unos chicos jugando en el río. No es un lugar precioso, pero a ellos ya les sirve para refrescarse mínimamente en estos días.

El zoo está situado a cierta altura con respecto a los alrededores. Es pequeño, gratis y está bastante bien cuidado. Era sábado por la tarde, así que en el parque que hay justo al lado había varias familias con niños pequeños pasando la tarde. No es un mal lugar para llevar a los críos.

Como Luis ya ha explicado bastante cosas en su blog, no pondré más que las fotos de tres especies animales que él no tiene...

El zoológico tiene hasta un pequeño templo. Vamos, que no le falta de nada. Quizás un combini...

Tras la visita a la fauna no-japonesa, volvimos a casa. Haciendo parada en un par de tiendas, pero nada que remarcar. Excepto que en una tienda de segunda mano encontramos una jarra de las olimpiadas del '92 y un bastón con luces, para alumbrar el camino.

No es nada espectacular, pero me llamó la atención.

La noche llegó y unos cuantos acabamos en el piso de Nick, como algunas veces anteriores. No hay mucho que explicar...

Para terminar: "Échame a mí la culpa", por "Guaraná". Quizás, la versión que más me gusta del tema y a la vez, de mis favoritas del grupo.



Un saludo!

Carlos

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