Tenía la entrada casi terminada para publicar y por no tener tiempo suficiente ayer la dejé para hoy. Y ahora resulta que no se guardó... No me importa nada de nada escribir. Pero odio rehacer trabajos. Lo odio. Así que no creo que tenga tantos detalles como en un primer momento...
del 12 a 14 de agosto
El miércoles pasado, Mario y yo nos fuimos de excursión. Compramos un billete que permite viajar utilizando todos los trenes de JR por todo Japón. Consta de 5 validaciones aplicables cada una a una persona y un día. 2300 yenes cada una. Es perfecto para quien no tiene intención de gastar mucho dinero en viajes y sobretodo, no le importa pasar largos periodos de tiempo viajando en tren. Nosotros cumplíamos el perfil.
El plan tenía muy buena pinta. Pero los planes fueron cambiando a medida que avanzábamos... El primer destino era Nikkou. Pretendíamos llegar allí a media mañana, no muy tarde. Pretendíamos. En una de las paradas en las que debíamos hacer transbordo, Utsunomiya, salimos al andén justo delante de una parada de soba. ¿Se puede saber que hace un puesto de comida en medio de un andén? Era barato y Mario tenía hambre. Veníamos de Tokyo, donde pasan trenes cada 2 minutos en todas las estaciones. Ni se nos pasó por la cabeza que a las afueras los trenes pasaban cada más de 1 hora. No tardamos mucho en acabar de comer, pero suficiente como para perder el tren. Así que nada, la primera estación donde hicimos turismo de una hora.
La entrada debería tener un título como Nikkou y Yamagata, pero fue de camino a Utsunomiya cuando ocurrió uno de los momentos más divertidos de todo el viaje. Por lo menos para mí... Cuando estás en un tren local, casi vacío. Cuando sabes que todavía faltan más de 20 ó 30 estaciones hasta el siguiente cambio de tren. Donde nadie te presta atención y tú no prestas atención a nada. Cuando tienes una conversación y algo, inesperadamente, llama tu atención. Como cuando oyes por los altavoces del tren que la próxima estación es Mamada. Es absurdo. Posiblemente no tenga demasiada gracia. Y quizás sólo fue en aquel momento. Pero nos reímos con mucho gusto.
Y es que en un viaje donde pasas por unas 300 estaciones, hay que saber divertirse con lo que venga.
Finalmente llegamos a Nikkou. Lo que debía de estar a unas 3 horas y poco de Hiyoshi estuvo a unas 6. Al menos fue un lugar interesante.
Éste es un puente el cual si querías subir debías pagar. ¿Cómo le haces una foto al puente desde el puente?
La pagoda de 5 tejados tras la puerta sintoísta. Por fin aprendí las diferencias principales entre un templo budista y otro sintoísta. Gracias Mario!
Para entrar en complejo de templos principal había que pagar. Un precio un poco abusivo. Pero para una vez que voy a ir y habiéndome comprado un llavero de los famosos monos de Nikkou, tenía ganas de verlos. El mono que no quiere escuchar, el que no quiere hablar y el que no quiere ver. Me decepcionaron. Son pequeños y no son más que otra decoración más de las muchas que adornaban la cenefa de una pequeña caseta sin demasiado encanto. Los encontré gracias a que había un montón de japoneses haciendo fotos.
El resto del recinto si que valía la pena. No el precio, pero si la pena.
Aunque fuese miércoles tuve que tragarme una cola de más de media hora para llegar a la tumba del japonés que unificó Japón. No recuerdo el nombre. Demasiados nombres en un solo día.
Y tomando un respiro comiendo algo nos encontramos a Papada. Es el nombre que le pusimos. Cuando fui al zoo con Luis hace un tiempo vimos muchos conejos y lo que más me sorprendió es que todos tienen una papada descomunal. En la foto no se aprecia muy bien. Aunque para ser sinceros, lo que más me debería sorprender es la pareja que se va de turismo con el conejo. Se les notaba muy felices siendo el centro de atención, amargando al pobre conejo que parecía no tener sangre. No hacía ningún intento de huir. Quizás le pesaba la papada.
Teníamos planeado ir a visitar unas cascadas derca de Nikko. Pero nos arriesgábamos a no llegar a tiempo al hostal en Shiokawa. Así que decidimos saltarnos las cascadas y llegar con tiempo, relajadamente, a nuestro alojamiento. Suerte que nos fuimos antes, porque llegamos a la estación final con el último tren. Las 23:11.
Parte de culpa la tuvo esta estación. La de Kooriyama. Donde tuvimos que disfrutar de otra hora de turismo de estación. Aprovechamos para cenar.
Estas son los jardines de nuestro hostal. Estaba muy bien. Tuvimos una habitación para nosotros dos, con televisión y espacio de sobra por 2800 yenes.
Fuimos a Kitakata. Desde allí debíamos coger un autobús que nos llevase a ver unos lagos. Era el plan para el segundo día. También para el primero si llegábamos a tiempo. Que no llegamos...
El autobús había salido 10 minutos antes de que llegásemos. Y el próximo salía en 2 horas. Cambio de planes. Hacia Aizu-Wakamatsu a intentar coger un autobús desde allí. Llegamos suficientemente tarde como para plantearnos no ir a los lagos. Para 1 hora quizás no valía la pena. Y así nos asegurábamos llegar a tiempo al segundo hostal.
Comimos soba de nuevo. Teníamos una hora para comer, pero los dueños del local tardaron demasiado en servirnos la comida. Temimos perder el tren. No lo perdimos.
Llegamos a Kooriyama. Esta vez el trasbordo no fue de 1 hora, pero suficiente como para visitar el planetario que tiene el récord Guinness por ser el que está situado a más altura desde el nivel del suelo. Unos 140 metros si no me equivoco.
Fukushima fue la siguiente estación. Sólo 40 minutos. Y hacia Yonezawa.
De esta no nos libramos. Una horita de turismo por la ciudad. Tenía un río bastante bonito.
Mario es lo que hay en medio de la foto.
Y por fin Yamagata. La estación previa a Jinmachi, donde teníamos el alojamiento. Y donde gozamos de otra hora de visita.
Nos acercamos al castillo. Que por cierto estaba en obras...
La estación de Jinmachi. Cuando llegamos al hostal nos estaban esperando para ir a un onsen. El alojamiento no era barato del todo, pero los dueños eran la mar de amables. Llevaros a todos los quisimos ir al onsen en coche. Nos trajeron. Aunque sólo caben 10 huéspedes, prepararon pastel para todos. Estaban todos sentados en la mesa, hablando. En realidad hablaban dos y jugaban con el niño de alguno. Los demás observaban. De pronto un dijo que quizás era de ir a dormir y todos se fueron a la cama. Seguramente no se conocían de nada, pero se comportaban como una familia. Si es que una familia se comporta así...
Lo que me hizo gracia de este tren es el nombre. Tsubasa. Capitán Tsubasa es el nombre real de la serie de dibujos animados "Oliver y Benji" en "Campeones".
Y por fin llegamos a Yamadera. Esta vez sin perder demasiado tiempo. Solamente una media hora en le estación de Jinmachi.
Teníamos previsto dedicar 2 horas a la visita del recinto. Y es lo que tardamos. Se trata de un lugar que realmente vale la pena visitar.
Éstas son las vistas de un pequeño mirador.
Fue un día extremadamente caluroso, pero el cielo estaba precioso.
Tras dejar Yamadera atrás, tocaba volver a Hiyoshi. Nos quedaba todo el día por delante en tren. Según los planes llegaríamos a las 8 de la noche. Llegamos a las 10. Tarde, pero a tiempo de ir a cenar con Sylvain. Era su última noche en Japón.
Antes de llegar a Hiyoshi pasamos por las estaciones de Sendai, Fukushima y Shirakawa. Donde no tuvimos más remedio que hacer más turismo de 1 hora.
Mario me ha facilitado unos datos del viaje:
El viaje duró unas 61 horas, de las cuales 33 las pasamos viajando. Ya sea en trenes o haciendo turismo alrededor de las estaciones que no teníamos previsto visitar. Pero que no tuvimos más remedio...
Disfrutamos de 6 horas de turismo efectivo. Quiero decir del turismo que teníamos pensado hacer. El planeado.
Dormimos durando unas 17 horas en las dos noches que pasamos fuera. Sin contar el tiempo que durmiéramos en el tren viajando.
Un saludo!
Carlos
del 12 a 14 de agosto
El miércoles pasado, Mario y yo nos fuimos de excursión. Compramos un billete que permite viajar utilizando todos los trenes de JR por todo Japón. Consta de 5 validaciones aplicables cada una a una persona y un día. 2300 yenes cada una. Es perfecto para quien no tiene intención de gastar mucho dinero en viajes y sobretodo, no le importa pasar largos periodos de tiempo viajando en tren. Nosotros cumplíamos el perfil.
El plan tenía muy buena pinta. Pero los planes fueron cambiando a medida que avanzábamos... El primer destino era Nikkou. Pretendíamos llegar allí a media mañana, no muy tarde. Pretendíamos. En una de las paradas en las que debíamos hacer transbordo, Utsunomiya, salimos al andén justo delante de una parada de soba. ¿Se puede saber que hace un puesto de comida en medio de un andén? Era barato y Mario tenía hambre. Veníamos de Tokyo, donde pasan trenes cada 2 minutos en todas las estaciones. Ni se nos pasó por la cabeza que a las afueras los trenes pasaban cada más de 1 hora. No tardamos mucho en acabar de comer, pero suficiente como para perder el tren. Así que nada, la primera estación donde hicimos turismo de una hora.
La entrada debería tener un título como Nikkou y Yamagata, pero fue de camino a Utsunomiya cuando ocurrió uno de los momentos más divertidos de todo el viaje. Por lo menos para mí... Cuando estás en un tren local, casi vacío. Cuando sabes que todavía faltan más de 20 ó 30 estaciones hasta el siguiente cambio de tren. Donde nadie te presta atención y tú no prestas atención a nada. Cuando tienes una conversación y algo, inesperadamente, llama tu atención. Como cuando oyes por los altavoces del tren que la próxima estación es Mamada. Es absurdo. Posiblemente no tenga demasiada gracia. Y quizás sólo fue en aquel momento. Pero nos reímos con mucho gusto.
Y es que en un viaje donde pasas por unas 300 estaciones, hay que saber divertirse con lo que venga.
Finalmente llegamos a Nikkou. Lo que debía de estar a unas 3 horas y poco de Hiyoshi estuvo a unas 6. Al menos fue un lugar interesante.
Éste es un puente el cual si querías subir debías pagar. ¿Cómo le haces una foto al puente desde el puente?
La pagoda de 5 tejados tras la puerta sintoísta. Por fin aprendí las diferencias principales entre un templo budista y otro sintoísta. Gracias Mario!
Para entrar en complejo de templos principal había que pagar. Un precio un poco abusivo. Pero para una vez que voy a ir y habiéndome comprado un llavero de los famosos monos de Nikkou, tenía ganas de verlos. El mono que no quiere escuchar, el que no quiere hablar y el que no quiere ver. Me decepcionaron. Son pequeños y no son más que otra decoración más de las muchas que adornaban la cenefa de una pequeña caseta sin demasiado encanto. Los encontré gracias a que había un montón de japoneses haciendo fotos.
El resto del recinto si que valía la pena. No el precio, pero si la pena.
Aunque fuese miércoles tuve que tragarme una cola de más de media hora para llegar a la tumba del japonés que unificó Japón. No recuerdo el nombre. Demasiados nombres en un solo día.
Y tomando un respiro comiendo algo nos encontramos a Papada. Es el nombre que le pusimos. Cuando fui al zoo con Luis hace un tiempo vimos muchos conejos y lo que más me sorprendió es que todos tienen una papada descomunal. En la foto no se aprecia muy bien. Aunque para ser sinceros, lo que más me debería sorprender es la pareja que se va de turismo con el conejo. Se les notaba muy felices siendo el centro de atención, amargando al pobre conejo que parecía no tener sangre. No hacía ningún intento de huir. Quizás le pesaba la papada.
Teníamos planeado ir a visitar unas cascadas derca de Nikko. Pero nos arriesgábamos a no llegar a tiempo al hostal en Shiokawa. Así que decidimos saltarnos las cascadas y llegar con tiempo, relajadamente, a nuestro alojamiento. Suerte que nos fuimos antes, porque llegamos a la estación final con el último tren. Las 23:11.
Parte de culpa la tuvo esta estación. La de Kooriyama. Donde tuvimos que disfrutar de otra hora de turismo de estación. Aprovechamos para cenar.
Estas son los jardines de nuestro hostal. Estaba muy bien. Tuvimos una habitación para nosotros dos, con televisión y espacio de sobra por 2800 yenes.
Fuimos a Kitakata. Desde allí debíamos coger un autobús que nos llevase a ver unos lagos. Era el plan para el segundo día. También para el primero si llegábamos a tiempo. Que no llegamos...
El autobús había salido 10 minutos antes de que llegásemos. Y el próximo salía en 2 horas. Cambio de planes. Hacia Aizu-Wakamatsu a intentar coger un autobús desde allí. Llegamos suficientemente tarde como para plantearnos no ir a los lagos. Para 1 hora quizás no valía la pena. Y así nos asegurábamos llegar a tiempo al segundo hostal.
Comimos soba de nuevo. Teníamos una hora para comer, pero los dueños del local tardaron demasiado en servirnos la comida. Temimos perder el tren. No lo perdimos.
Llegamos a Kooriyama. Esta vez el trasbordo no fue de 1 hora, pero suficiente como para visitar el planetario que tiene el récord Guinness por ser el que está situado a más altura desde el nivel del suelo. Unos 140 metros si no me equivoco.
Fukushima fue la siguiente estación. Sólo 40 minutos. Y hacia Yonezawa.
De esta no nos libramos. Una horita de turismo por la ciudad. Tenía un río bastante bonito.
Mario es lo que hay en medio de la foto.
Y por fin Yamagata. La estación previa a Jinmachi, donde teníamos el alojamiento. Y donde gozamos de otra hora de visita.
Nos acercamos al castillo. Que por cierto estaba en obras...
La estación de Jinmachi. Cuando llegamos al hostal nos estaban esperando para ir a un onsen. El alojamiento no era barato del todo, pero los dueños eran la mar de amables. Llevaros a todos los quisimos ir al onsen en coche. Nos trajeron. Aunque sólo caben 10 huéspedes, prepararon pastel para todos. Estaban todos sentados en la mesa, hablando. En realidad hablaban dos y jugaban con el niño de alguno. Los demás observaban. De pronto un dijo que quizás era de ir a dormir y todos se fueron a la cama. Seguramente no se conocían de nada, pero se comportaban como una familia. Si es que una familia se comporta así...
Lo que me hizo gracia de este tren es el nombre. Tsubasa. Capitán Tsubasa es el nombre real de la serie de dibujos animados "Oliver y Benji" en "Campeones".
Y por fin llegamos a Yamadera. Esta vez sin perder demasiado tiempo. Solamente una media hora en le estación de Jinmachi.
Teníamos previsto dedicar 2 horas a la visita del recinto. Y es lo que tardamos. Se trata de un lugar que realmente vale la pena visitar.
Éstas son las vistas de un pequeño mirador.
Fue un día extremadamente caluroso, pero el cielo estaba precioso.
Tras dejar Yamadera atrás, tocaba volver a Hiyoshi. Nos quedaba todo el día por delante en tren. Según los planes llegaríamos a las 8 de la noche. Llegamos a las 10. Tarde, pero a tiempo de ir a cenar con Sylvain. Era su última noche en Japón.
Antes de llegar a Hiyoshi pasamos por las estaciones de Sendai, Fukushima y Shirakawa. Donde no tuvimos más remedio que hacer más turismo de 1 hora.
Mario me ha facilitado unos datos del viaje:
El viaje duró unas 61 horas, de las cuales 33 las pasamos viajando. Ya sea en trenes o haciendo turismo alrededor de las estaciones que no teníamos previsto visitar. Pero que no tuvimos más remedio...
Disfrutamos de 6 horas de turismo efectivo. Quiero decir del turismo que teníamos pensado hacer. El planeado.
Dormimos durando unas 17 horas en las dos noches que pasamos fuera. Sin contar el tiempo que durmiéramos en el tren viajando.
Un saludo!
Carlos
Curiosas estadísticas, y buen viaje. Me lo anoto para el futuro. Una pregunta, ¿cuánto os hubieran costado los transportes sin el ticket de tren ese especial?
ResponderEliminarPues la verdad es que no lo tengo claro. Deberías preguntar a Mario, que creo que lo sabe. Pero cerca del triple, creo...
ResponderEliminarQue pena que se te borraran los detalles!
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