La fiesta de laboratorio fue el sábado pasado. Y desde que se marcharon los españoles de vuelta a España, poco sucedió.
Tuvimos la despedida de Tim y Benjamin el día 6. Los alemanes que faltaban por irse. Pero nada especial, cena en Musashiia y helado en McDonald's.
Al día siguiente, el 7, fue día de fútbol. Después de la reunión semanal de laboratorio de los viernes, me fui con Dan a comprar un nuevo balón a Musashi-Kosugui.
Y matamos el tiempo jugando con el nuevo balón en la puerta de la residencia. Hasta que llegó la hora de ir a Tamagawa a jugar con todos. Era un día extremadamente caluroso, pero repentinamente cayó un chaparrón. Con lo que todo el cielo se cubrió de nubes y anocheció antes de lo debido. Nos marchamos pronto.
Como Duncan, uno de los que siempre juega a fútbol, se marchaba este lunes unos días a China. De vuelta a casa. Nos invitó a cenar en su casa.
Y por fin, el día 8, llegó la esperada fiesta de laboratorio. Que acabó convirtiéndose en desesperada...
La última fiesta de laboratorio
Como muchas de las fiesta de laboratorio se trataba de una sesión de grupo de un día entero. Empezamos limpiando por la mañana el laboratorio. Todos juntos. Vaciamos el laboratorio, limpiamos todo y lo volvimos a poner todo en su sitio.
Llegaba la hora de comer y Juli me pidió que la llevase al famoso restaurante de ramen. Y allí fuimos.
Yo estaba molido por haberme acostado algo tarde tras la cena en casa de Duncan y haber madrugado. Por eso propuse a Juli echar una siesta. Como se iba a quedar a dormir en mi piso, por no volver a Yokohama, donde vive, también iba a pasar la tarde conmigo. Pero yo no estaba por la labor de hacer de guía turístico. Así que después de jugar un rato a unos dados nos echamos una siesta. Que a mí me supo a gloria.
A las 6 empezaba la segunda parte de la fiesta. En la que se bebe. Pero mi cuerpo no tenía demasiadas ganas. Mi estómago estaba rebelde. Así que decidí tomármelo con calma y ya de paso, reservarme para el partido de fútbol del día siguiente con Dan. En Chiba. Pero igualmente pasamos por las 3 fiestas consecutivas que se hicieron.
La primera y la segunda fueron como cualquier otra. Los problemas llegaron en la tercera. En esta foto están Shiba, el profesor y Juli. En la siguiente Kai y yo.
Cuando sólo quedábamos unos 8. Shota, el que se suponía que era el organizador del evento, estaba constipado. Con lo que decidió volver a casa a mitad de 3ª fiesta. Para no perder el último tren que le llevase a casa. Dejando al mando a Kai. Pero al profesor no le sentó muy bien. No entiendo por qué. Nadie lo entendió. El caso es que se puso a gritar de malas maneras a Shota. Kai hundido, porque Shota es uno de sus mejores amigos acabó hundido y medio llorando. Un espectáculo. Todos bajo los efecto del alcohol... Quiero pensar que sólo fue ese el problema. Juli me sugirió volver a casa al poco rato. No tuvo que sugerirlo 2 veces... Me daba pena que fuese la última fiesta, pero ahora me alegro de que no haya más. No creo que hubiese ido de cualquier manera...
Al día siguiente madrugón para jugar a fútbol. Valió la pena, porque me harté de jugar.
Un saludo!
Carlos
Tuvimos la despedida de Tim y Benjamin el día 6. Los alemanes que faltaban por irse. Pero nada especial, cena en Musashiia y helado en McDonald's.
Al día siguiente, el 7, fue día de fútbol. Después de la reunión semanal de laboratorio de los viernes, me fui con Dan a comprar un nuevo balón a Musashi-Kosugui.
Y matamos el tiempo jugando con el nuevo balón en la puerta de la residencia. Hasta que llegó la hora de ir a Tamagawa a jugar con todos. Era un día extremadamente caluroso, pero repentinamente cayó un chaparrón. Con lo que todo el cielo se cubrió de nubes y anocheció antes de lo debido. Nos marchamos pronto.
Como Duncan, uno de los que siempre juega a fútbol, se marchaba este lunes unos días a China. De vuelta a casa. Nos invitó a cenar en su casa.
Y por fin, el día 8, llegó la esperada fiesta de laboratorio. Que acabó convirtiéndose en desesperada...
La última fiesta de laboratorio
Como muchas de las fiesta de laboratorio se trataba de una sesión de grupo de un día entero. Empezamos limpiando por la mañana el laboratorio. Todos juntos. Vaciamos el laboratorio, limpiamos todo y lo volvimos a poner todo en su sitio.
Llegaba la hora de comer y Juli me pidió que la llevase al famoso restaurante de ramen. Y allí fuimos.
Yo estaba molido por haberme acostado algo tarde tras la cena en casa de Duncan y haber madrugado. Por eso propuse a Juli echar una siesta. Como se iba a quedar a dormir en mi piso, por no volver a Yokohama, donde vive, también iba a pasar la tarde conmigo. Pero yo no estaba por la labor de hacer de guía turístico. Así que después de jugar un rato a unos dados nos echamos una siesta. Que a mí me supo a gloria.
A las 6 empezaba la segunda parte de la fiesta. En la que se bebe. Pero mi cuerpo no tenía demasiadas ganas. Mi estómago estaba rebelde. Así que decidí tomármelo con calma y ya de paso, reservarme para el partido de fútbol del día siguiente con Dan. En Chiba. Pero igualmente pasamos por las 3 fiestas consecutivas que se hicieron.
La primera y la segunda fueron como cualquier otra. Los problemas llegaron en la tercera. En esta foto están Shiba, el profesor y Juli. En la siguiente Kai y yo.
Cuando sólo quedábamos unos 8. Shota, el que se suponía que era el organizador del evento, estaba constipado. Con lo que decidió volver a casa a mitad de 3ª fiesta. Para no perder el último tren que le llevase a casa. Dejando al mando a Kai. Pero al profesor no le sentó muy bien. No entiendo por qué. Nadie lo entendió. El caso es que se puso a gritar de malas maneras a Shota. Kai hundido, porque Shota es uno de sus mejores amigos acabó hundido y medio llorando. Un espectáculo. Todos bajo los efecto del alcohol... Quiero pensar que sólo fue ese el problema. Juli me sugirió volver a casa al poco rato. No tuvo que sugerirlo 2 veces... Me daba pena que fuese la última fiesta, pero ahora me alegro de que no haya más. No creo que hubiese ido de cualquier manera...
Al día siguiente madrugón para jugar a fútbol. Valió la pena, porque me harté de jugar.
Un saludo!
Carlos
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