lunes, 6 de julio de 2009

Por Hiyoshi

Debería estar contento. Las cosas por aquí o empiezan a estabilizarse o mejoran. Alguna que otra buena noticia. Pero llevo algunos días algo perdido. Con la mente descentrada. Desconcentrado. Supongo que será algo pasajero...

En cuanto al proyecto la cosa va bastante bien. El miércoles pasado tuve la última presentación hasta el momento. Los avances le parecieron bien al profesor. Y le propuse que una vez que terminase el modelaje del teléfono móvil con OpenGL estudiaría el consejo que me dio en la reunión anterior. Según él, terminar el modelaje es poco tiempo, rediseñar una nueva red neuronal es trabajo de un mes. Según yo, el modelaje es cosa de 1 día más trabajando duramente (hoy casi he terminado), pondré dos días; el rediseño de la red neuronal es cosa de una semana. Es decir, que tengo trabajo para una semana y pico a entregar en un mes. Así podré adelantar con la redacción de la memoria, que aún no tengo claro si tengo que presentarla en Japón. Si no es así, la escribiría en castellano, que voy bastante más rápido. Aunque creo que debo entregar una copia a mi laboratorio. Pero ya no corre prisa entregarla, puesto que podría entregarla por correo electrónico desde España en caso de no acabarla aquí. Pero igualmente, me gustaría terminar todo antes de volver.

Ese día estaba algo cansado, así que después de comer en el restaurante de Yagami, con toda la sangre en el estómago, decidí hacer algo tan español como tomar una siesta. Hacía tiempo que no tomaba ninguna y en lugar de dormir en el laboratorio como hacen mis compañeros, preferí usar mi cama a 10 minutos.

Llevaba tiempo queriendo subir unas escaleras que hay en el camino entre la universidad y la residencia. Me dijeron hace tiempo que había un santuario cerca. Suponía que era al final de las escaleras. Acerté. Era el día indicado para visitarlo. No tenía demasiadas ganas, había sueño. Pero por fin no pasaba por ahí con prisas porque llegaba tarde a una reunión, no era de noche, no llovía y no iba con ningún plan que necesitase mi presencia inmediata. Las fotos de esta entrada son de ese día.

Me llamó la atención como en mitad de nada. O mejor dicho, en medio de todo, había algo tan bien cuidado y a la vez tan olvidado. A un lado se pueden ver algunas ventanas de uno de los bloques de la universidad. Al otro lado, mirando entre los árboles, cientos de tejado de las casas de Hiyoshi. Quizás era el momento, pero me gustó el lugar. Seguro que muchísima gente pasa a diario por lugares que valen realmente la pena, pero nunca hay 5 minutos de nuestro ajetreado tiempo para prestarle un mínimo de atención...

Cuando llegué al piso, más pronto que de costumbre, me encontré a mi compañero de piso casi en bolas en su cuarto. A oscuras y con la puerta abierta de par en par. Imposible no verle. Como de costumbre, al poco de llegar yo. Rectifico: nada más entrar yo. Se pone a cocinar, vaya a ser que yo quiera usar la cocina... En fin... Debería sentirme feliz. Y creo que en cierto modo lo estoy, pero me da un poco lo mismo que esté o no. El principal problema es que cada día ensucia más y se respira tensión cada vez que nos vemos. O mejor dicho, proyecta sus emociones de repulsa hacia mí. Pero que me dé igual lo que le pase y lo que opine le molesta más aún. Y ahora se encuentra en un bucle infinito de odio, donde creo que es a mí a quien culpa de todos sus problemas. Pero lo dicho, me da igual.

El caso es que ese día, o el anterior, o el siguiente, no lo recuerdo, encontré una notificación en la puerta de nuestro piso. La leí. ¿Qué decía? Pedía al amigo que si el día 7 de julio salía muy temprano de la residencia, que por favor, dejase las llaves en el buzón del manager de la residencia. Es decir, mañana se va. Y es un poco penoso que las únicas palabras que me haya dirigido en la última semana sean que debíamos hacer cuentas de lo que compramos a medias (aceite, polvos de limpieza, papel...). Aún no me ha dicho que se va... Pero lo dicho, me da igual.

No creo que me diga nada. Creo que vaciará todos los botes de líquidos comunes, acabará con los polvos y el papel. Lo creo porque en los últimos días los niveles de todo están bajando de manera anormal y no es que me esté volviendo paranoico, simplemente es la tendencia de estos días. Y creo que dejará la cocina como nunca. De sucia. Pero no me importa. No me va de 2000 yenes, lo que costaría comprar lo que consumíamos a medias. No me va de dedicar la mañana de mañana a dar un buen repaso al piso. Tal vez mañana, según mis ánimos me desahogue por aquí. Ya sé que es algo cobarde no decirle lo que opino directamente a él. Pero lo veo capaz de ponerse violento al sugerirle que no puede ir así por la vida (con 28 años que tiene) y no creo que arreglase nada en mi vida. Ni en la suya. Así que no creo que valga la pena... Y para darme igual, creo que le estoy dedicando demasiado texto.

Cambiando de tema. He colocado una nueva cuenta atrás en el lateral del blog. 3 amigos vienen a Tokyo unos días!! Antonio, Jesús y Joaquín. Habrá que preparar algo... jejejeje. Por ahora les dedico una canción:



Ellos la sabrán apreciar...

Un saludo!

Carlos

6 comentarios:

  1. Ya es hoy. Y hoy es Tanabata. ¡Cuelga un deseo de un árbol!

    ResponderEliminar
  2. pero donde esta la sangre, el odio, los trapos sucios?????????
    jejejejejeje

    Parece que en 20 dias o asi te visitan unos maricones españoles no?? jajajajaja

    ResponderEliminar
  3. Luis, lo cuelgo al lado de un paraguas?? jajajaja

    Anonimo, no tengo muy claras sus tendencias... solo se que vienen jejeje. Ademas, en Tokyo hay ocio para todos los gustos. Por cierto, a ver si pones tu nombre la proxima vez... gracias!

    ResponderEliminar
  4. ¡Cuelga tu deseo escrito en el paraguas!

    ResponderEliminar
  5. Me ha encantado la canción, y confirmo que vienen tres machos.

    Un beso, y ojito con la diversión japonesa

    ResponderEliminar
  6. No hay mejor canción para darnos la bienvenida! :D

    ResponderEliminar