miércoles, 7 de abril de 2010

Una semana de descanso

No debiera estar cansado, ni estresado, ni excesivamente preocupado. Pero hasta hace un tiempo atrás lo he estado. Un periodo desde que llegué de Japón, salvo algunas excepciones, en el que todo en mi cabeza fue torciéndose. Nada sucedía como esperaba y nada lo afrontaba con la fuerza que cabía esperar. Me veía envuelto en una espiral depresiva donde se pierde la ilusión para comenzar cosas, y la energía necesaria para realizar las que por inercia iban surgiendo.

Lo único que debía hacer era encontrar trabajo. Sin plantearme ninguna otra posibilidad. Y según lo que iba recibiendo de mi exterior, era lo que tenía que hacer. Pero se produjo un bloqueo en mi mente. No es fácil aceptar las opiniones y críticas de la gente que me había estado esperando en Barcelona durante mi viaje a oriente. Y menos aún si el cambio que produjo en mí mi estancia en Japón hace que la vida que recordaba en la distancia, un recuerdo de una vida casi perfecta, nunca más vuelva a repetirse. Llegando a recibir los consejos como un ataque a mi persona. Poniéndome a la defensiva. Es como cuando alguien va hundiéndose en una piscina sin recordar como se nada, mientras alguien, intentando hacer que espabile le va echando agua en la cara. ¿Alguien piensa que intentar ayudar así no es contraproducente? Yo he descubierto que lo es. La presión no funciona en según que casos.

Es muy difícil para mí explicar estas sensaciones de una manera clara. Y creo que no lo estoy consiguiendo. Así que cambiaremos las palabras.

Estando en Japón recordaba mi casa como mi sitio. El lugar donde encajaba a la perfección. Donde todo era conocido y me gustaba. Es más, se creó en mi mente la idea de que si fuera diferente no sería mejor. Mi único temor al dejar España era si sería capaz de acoplarme a otra cultura, si podría encajar y vivir en otro lugar. Pude. Creo que pude… Además, tantas nuevas experiencias no hicieron más que cambiar aspectos en mi personalidad y mi perspectiva a la hora de ver las cosas. Mientras, que por otro lado, mi idea de mundo ideal en Barcelona iba fortificándose. Es decir, que al volver, mis recuerdos eran diferentes a la realidad. Aun teniendo en cuenta los cambios que pueden surgir en las vidas de las personas al cabo de 6 meses, ya no veía las cosas como antes… O al menos, como pensaba.

Lo más difícil fue comprender que en el puzzle era yo la pieza que ya no encajaba. Que si el resto habían sufrido algún cambio, era acorde con el entorno aquí establecido. Unos cambios independientes y diferentes a los míos. Una evolución comprensible, pero independiente.

Ahora puedo decir que este “bache” he conseguido pasarlo. Es más, conseguí entender mi posición hace semanas. Y el hecho de comprender mi situación actual me ha permitido quitarme un gran peso de encima. El hecho de tener que encontrar mi puesto de trabajo, tarea bastante difícil en estos momentos, hacía sentirme culpable por irme a tomar algo, ver una película o hacer cualquier cosa que no fuese buscar trabajo. Pero cuando el “chip” en mi cabeza comenzó a cambiar y empecé a decidir realmente lo que me apetecía hacer con mi vida. Qué hacer en el vacío existente cuando se terminan los estudios y hay que tomar nuestras propias decisiones. Comencé a sentirme mejor conmigo mismo. Y es cuando decidí darme un respiro, un “reset”, y marcharme una semana a Galicia a visitar a un amigo, Samuel.

Entonces, cuando por fin conseguí reajustar mi interior, comenzó a cambiar mi entorno:

Decidí montar mi propia academia de estudios y ahora mismo está dando sus primeros pasos, que no son otros que, junto a una amiga, ahora también socia, llegar a un acuerdo con mi antiguo colegio para encargarnos de la organización de las clases de repaso en el mismo colegio. En breve comenzaremos con las clases de grupo.

Y algo después firmé mi primer contrato, que aun siendo de becario, las condiciones no están nada mal y las expectativas no son nada malas. En definitiva, estoy muy contento.

Estaremos en contacto…

Un saludo!

Carlos

3 comentarios:

  1. Te cambia el hecho de salir de casa, la distancia, el que todo a tu alrededor cambie, incluso las cosas que creías inamovibles, que las personas no se comporten como tú crees. Y sabes, a pesar de que al volver hayas vuelto a sufrir esos cambios, al final no es más que experiencia ganada. Te aseguro que ahora mismo, hagas lo que hagas, estás mucho más preparado para la vida que hace un año.

    Un abrazo amigo!

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  2. Hola Carlos, yo creo que lo que cambió en ti fue el hecho de vivir fuera de casa, tú solo, sin depender de nadie. Esto te hace cambiar en muchos aspectos y ver las cosas de otra manera. También ayudó creo, el hecho de no tener presiones desde fuera. Yo te lo digo porque, aunque tú sabes que yo estaba muy bien en mi casa y que con mi madre y mi hermana tengo una excelente relación, necesitaba tener mi propio espacio y marcharme. Y ahora, si las cosas salieran mal con Javi, no querría volver, aunque quizás tuviera que hacerlo por motivos económicos. Sé que no tiene mucho que ver pero quizás eso sea un 10 % de lo que te pasa. Un beso

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  3. Veo que estáis bastante de acuerdo... jejejeje.
    Un saludo!

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